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4 microcuentos de Antonio Zeta

Actualizado: 15 may 2020

EVOLUCIÓN

Un hombre caminaba de noche por los extramuros de la ciudad 86. De pronto el crujir de unas hojas le dan cuenta de que no estaba solo. Una sombra creciente lo fue abarcando también a él. Se trataba de un grupo de siete capullanas, cazadoras de la nación Omega. Entonces, como único recurso, el hombre rogó por su vida, aduciendo que necesitaban de él para continuar la especie. Naiken, capullana al mando del destacamento, dio un paso adelante y se acercó lentamente hacia el intruso.

—¿Qué te hizo pensar que los necesitamos para perpetuar nuestra especie? Si hace más de cien años que dejamos de necesitarlos para aumentar nuestro número —dijo Naiken, con una mano puesta en la mejilla del hombre.

Solo en ese momento el hombre pudo dar fe de las historias que se tejían entre los últimos sobrevivientes a la enfermedad que arrasó con la población masculina de la Tierra, pues tan pronto la mujer terminó de hablar, vio cómo un bulto comenzó a crecerle en la entrepierna.


EL ALEPH

Cuentan que Borges despertó con la palabra en los labios. «El Aleph», dijo. Le gustaba. No como la otra que era horrible, cacofónica, ridícula incluso. Porque un cuento suyo donde él fuera protagonista jamás podría llamarse La Internet.


ANERIS

En medio del mar, un joven fotógrafo esperaba sobre un pequeño bote con el motor apagado. Hasta ese momento había conseguido capturar a decenas de criaturas extrañas con el lente de su cámara. Esta vez esperaba fotografiar al animal que era mitad mujer y mitad pez. De acuerdo con la versión de varios marineros del lugar, a la medianoche se oía un canto dulce y cautivante, que solo podía provenir de la criatura más hermosa del mar.

Era medianoche cuando la melodía se dejó escuchar. Tan pronto el fotógrafo la oyó, taponeó sus oídos con gruesos algodones que lo aislaron del sonido. El canto puede ser mortal para quien se deja embelesar, había dicho uno de los marineros. De inmediato apuntó con la linterna, que había tenido escondida entre sus piernas, al lugar de donde provino la voz. Pero ingrata fue su sorpresa al alumbrar a un pez horrible asomándose a la superficie. De todas formas, tomó su cámara para capturar a tan fea criatura. Y mientras los flashes se sucedían uno después del otro, el pez saltaba hacia el hombre para tragarlo. El lente, en automático, continuó fotografiando las largas y hermosas piernas en que terminaba el cuerpo del animal, antes de que este se sumergiera nuevamente en la inmensidad de las aguas.


SILENCIO

Quién sabe cuánto tiempo llevaba dormido en la vereda cuando una mujer me gritó desde su balcón. ¿Qué haces ahí? Ya empezó el toque de queda. Salvo por su voz, todo lo demás era silencio. Cuido el cuerpo de mi papá, le dije. El virus lo mató. Debo esperar que vengan a llevárselo, y señalé el cadáver cubierto con una sábana. Muchacho, ahí no hay nada, te vas a enfermar. Anda a tu casa. Entonces miré el lugar donde descansaban los restos de mi padre. ¿Ves?, ahí no hay nada, volvió a decir ella. Más que contestarle, yo quería saber cuánto tiempo llevaba sentado en ese lugar. Ándate rápido a tu casa, antes que pasen los tombos. Me levanté y me eché a andar en busca de ayuda. Nadie por las calles, como si a todos se los hubiera llevado la peste. Al cabo de unas horas, me quedaban tan pocas fuerzas que tuve que parar para descansar. Apenas me recosté, me quedé dormido. Desperté con la voz de mi padre. No podía verlo por la sábana que me tapaba. Ya despiértate, dijo. Tengo horas buscándote. Y me ayudó a ponerme de pie. Juntos anduvimos por cientos de calles en silencio. Yo no tuve valor para decirle que, aun caminando, se lo seguían comiendo los gusanos.


Antonio Zeta es Licenciado en Lengua y Literatura por la Universidad Nacional de Piura. Ha publicado los libros de relatos “Tarbush” y “Lo que las sombras ocultan”, así como el libro coautoral “Desafío de la brevedad. Antología de la microficción en Piura”.

Resultó Primer Puesto en el Concurso nacional “Historias Mínimas 2017”. Ha sido finalista de la II Bienal de Cuento Killa 2018 y del Sexto Premio Internacional de Novela Infantil Altazor con la obra “Colpawálac”.

Trabajos de su autoría aparecen en distintas antologías y revistas a nivel nacional e internacional. Actualmente, es Presidente del Círculo Literario “Tertulia Cero”, director de la revista Hueso Duro y miembro del Consejo Municipal del libro y la lectura-Piura.



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